Debe
entenderse por "dominación" la probabilidad de encontrar obediencia
dentro de un grupo determinado para mandatos específicos (o para toda clase de
mandatos). No es, por tanto, toda especie de probabilidad de ejercer
"poder" o "influjo" sobre otros hombres. En el caso
concreto esta dominación ("autoridad"), en el sentido indicado, puede
descansar en los más diversos motivos de sumisión: desde la habituación
inconsciente hasta lo que son consideraciones puramente racionales con arreglo
a fines. Un determinado mínimo de voluntad de obediencia, o sea de interés
(externo o interno) en obedecer, es esencial en toda relación auténtica de
autoridad.
Existen tres tipos puros de dominación
legítima. El fundamento primario de su legitimidad puede ser:
1. De
carácter racional: que descansa en la creencia en la legalidad de
ordenaciones estatuidas y de los derechos de mando de los llamados por esas
ordenaciones a ejercer la autoridad (autoridad legal).
2. De
carácter tradicional: que descansa en la creencia cotidiana en la santidad
de las tradiciones que rigieron desde lejanos tiempos y en la legitimidad de
los señalados por esa tradición para ejercer la autoridad (autoridad
tradicional).
3. De
carácter carismático: que descansa en la entrega extracotidiana a la santidad,
heroísmo o ejemplaridad de una persona y a las ordenaciones por ella creadas o
reveladas (llamada) (autoridad carismática).
En el caso
de la autoridad legal se obedecen las ordenaciones impersonales y objetivas
legalmente estatuidas y las personas por ellas designadas, en méritos éstas de
la legalidad formal de sus disposiciones dentro del círculo de su competencia.
En el caso de la autoridad tradicional se obedece a la persona del señor
llamado por la tradición y vinculado por ella (en su ámbito) por motivos de
piedad (pietas), en el círculo de lo que es consuetudinario. En el caso de la
autoridad carismática se obedece al caudillo carismáticamente calificado por
razones de confianza personal en la revelación, heroicidad o ejemplaridad,
dentro del círculo en que la fe en su carisma tiene validez.
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